Efectos de las toallitas y otros residuos que se tiran al váter

Fecha: 13-08-2019 - Categoría: Medio Ambiente

La CUS - Salud, Consumo y Alimentación se hace eco de la campaña 'Estamos Creando un monstruo', para concienciar sobre la importancia de la buena gestión de estos desechos. Las toallitas húmedas, los bastoncillos para las orejas, los algodónes y los apósitos femeninos son residuos que no se degradan y que pueden provocar obturaciones en las tuberías de nuestros sistemas de saneamiento.

El vertido de estos residuos genera, además u impacto directo sobre la calidad del medio hídrico y sobre su biodiversidad. Esta campaña de sensibilización quiere alertar y concienciar a la población de Cataluña sobre la necesidad de gestionar de manera adecuada diversos residuos que se emplean para la higiene personal y que a menudo se suelen tirar a través del inodoro, provocando problemas a los sistemas de saneamiento.


Este tipo de residuos provocan un impacto negativo directo en diversos ámbitos:

a) En las ciudades (obtura las tuberías y bajantes de los edificios)
b) En las depuradoras (sobrecoste económico que las daña)
c) En el medio ambiente (impacto sobre el ecosistema marino, básicamente)
d) A los presupuestos públicos (sobrecoste para su gestión y eliminación)

Tirar las toallitas húmedas por el inodoro, los bastoncillos para las orejas y los algodones, entre otros residuos de higiene personal, conlleva unos sobrecostes en los sistemas de saneamiento cuantificados entre 500 y 1.000 millones de euros.

El problema es que muchos ciudadanos no ven las consecuencias. Y esto hace que no se perciban. Es decir, estamos creando un monstruo peligroso pero que no vemos. Un problema que no podemos ver porque se manifiesta dentro de las tuberías, lejos de nuestros ojos y de la luz del día.

Por ejemplo, en el entorno de Barcelona, ​​en un año, las depuradoras del Área Metropolitana de Barcelona recogen 4.400 toneladas de residuos sólidos, la mayor parte de los cuales son toallitas húmedas, según datos de finales de 2017. Esta cifra supone tirar por el inodoro más de un kilo y medio de residuos sólidos por persona y año. Otros depuradoras urbanas, como la de Gavà Viladecans, recogieron durante el 2017 cerca de 244 toneladas de toallitas húmedas.

En ciudades de tamaño medio como Manresa, se recogen anualmente unas 17 toneladas de toallitas. Aunque se constata un descenso, la cifra aún es demasiado alta. En Osona, según el Consejo Comarcal, durante el 2013, una única depuradora de las 29 que gestionan registró hasta un total de 17 incidencias relacionadas con las toallitas. Otro ejemplo es la depuradora de Lleida: en 2017 recogió 247 toneladas de residuos en los filtros, la mayoría de los cuales eran toallitas.

En definitiva, las toallitas y este tipo de residuos no son  biodegradables, a pesar de que en su envase se diga que son toallitas desechables. Hay que tener en cuenta que este tipo de toallitas húmedas son una mezcla de fibras sintéticas que no se descompone con facilidad, todo lo contrario que ocurre con el papel convencional, realizado a base de celulosa pura.